miércoles, 18 de julio de 2012

Masquerade


No tengo un nombre ni un origen, tampoco tengo una lengua materna. Algunas veces las sombras me hablan en múltiples lenguas. Me dicen que hago parte de una eterna Mascarada. 



I
Thou hath worn a masque,
Hiding from death behind.

Thou hath worn a masque,
Hiding from sorrow thy life.

Thou hath worn a masque,
Hiding from fate thy heart.



II
Thou hath worn a masque,
Blinding with light thy eyes.

Thou hath worn a masque,
Killing thy tears with smiles.

III
Thou hath worn a masque,
Concealing loneliness, despair and vice.

Thou hath worn a masque,
Covering thy fears, sins and flaws.

Thou hath worn a masque,
Buring wicked love and lust.

IV
Thou hath worn a masque,
Disguising the scars of ancient wars.

Thou hath worn a masque,
Supressing thy name and blood.

V
Thou hath worn a masque,
Shalth ne’er the poet, though,
Hide his shadow nor his ghost.


 The Nameless.

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lunes, 16 de julio de 2012

La fortaleza oscura de Androfontes

Alguna vez me dio por pensar en la guerra más cruda que el hombre ha librado. Esa donde el campo de batalla es su alma y los bandos enemigos son sus virtudes y sus pecados siendo estos últimos, casi siempre, los vencedores. 


"El verdadero guerrero es aquél que lo deja todo en el campo de batalla más difícil: Su Alma."

¡¡Ahh mi vieja fortaleza!! Necesitarás algo más que saetas para derribarla.
Mi fortaleza. Lúgubre, gris, rocosa y escalofriantemente acogedora. Aún recuerdo esas noches
en las que caminaba por los largos pasillos de mi castillo, iluminados solamente por la luz de las antorchas.
El frío que recorría mi cuerpo era celestial. 
Mis pasos retumbaban en las solitarias estancias de piedra mientras desde afuera llegaban los desgarradores
gritos de dolor de aquellos que se encontraban cara a cara con la muerte en medio de una guerra que libraban
contra si mismos. 
Música para mis oídos. Eso eran esos gritos. Cada alma destrozada era una sinfonía compuesta en calve de pena
que mi retorcido espíritu disfrutaba. Eso, por supuesto, despertaba el odio, la ira y el resentimiento en muchos allá afuera
por eso trataban de derribar mi gran fortaleza. 
Recuerdo que noche tras noche llegaban legiones de guerreros provenientes de todos los rincones del planeta. Y cada noche
un ejercito entero de arqueros y ballesteros intentaba atravesar los gruesos muros de roca con saetas ardientes. 
INSENSATOS!!!
ni siquiera conseguían arañar la superficie de las altas murallas, y aún más patético que eso, sin que nadie dentro de mi castillo
los atacara, ellos caían como moscas, pues los proyectiles rebotaban y perforaban sus almas arrastrándolos a una triste agonía
hasta que no quedaba más que un vago reflejo espectral que, irónicamente, pasaría a hacer parte de mis sirvientes en mi fortaleza.
Crueles ironías de la vida. 
Yo las disfruto mucho.
Me alimento de ellas.
Y mientras ellos siguen desangrándose por dentro, mis huestes de espectros se agrandan cada vez más. 
Al final, cuando mi ejercito sea muy numeroso, atacaré por fin. Las almas de guerreros caídos en el pasado harán
desangrar el universo entero, y en ríos de metal fundido habrá de ahogarse la última esperanza de la humanidad.
una lluvia de lamentos envuelta en llamas inundará los bosques, y océanos de negras flamas harán ahogar sus espíritus
en arrepentimiento...
Arrepentimiento hacia una guerra absurdamente librada que los llevó a su fin.
Arrepentimiento hacia el odio que sentían por mí.
Arrepentimiento por no haber podido derrumbar mi fortaleza, llegar hasta a mi y finalmente asesinarme.
Arrepentimiento por no haber podido matar a este hijo rebelde de Zeus. La causa de la discordia.
la causa de la guerra, la causa de su destrucción.
Se ahogaran en arrepentimiento por no haber podido asesinarme a mí, Ares, Dios indiscutible de la Guerra.


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domingo, 15 de julio de 2012

Pintor de Versos.


Siempre he creído que quien habla para sí mismo dice cosas tan ciertas que no son dignas de llegar a los oídos de alguien más. A este tipo de personajes suelen llamarlos locos o dementes y su imagen ante la sociedad queda, definitivamente, fuera de los parámetros de hipocresía que esta exige para aceptar a una persona dentro de la masa. Quien es lo suficientemente hipócrita como para pasar por este filtro de sonrisas enmascaradas en donde el alma queda reducida a nada, estará toda la vida en una posición privilegiada ante los demás, pero su imagen ya no será la misma ante el espejo y muchos menos en la eternidad.
Por otro lado, de las personas que han sido bendecidas con la miseria de ser llamadas locas, considero que hay tres clases: El poeta, el psicópata y yo, que soy una mezcla de pensamientos psicópatas convertidos en verso. Sin embargo también tengo una imagen que cuidar pues en mi mundo "la razón es demencia y la demencia es razonada" y esta última, al ser sometida a la mirada implacable de la razón, pierde su esencia, palidece su pasión y adquiere tonalidades de juicio.
Sería un mentiroso si dijera que no me importa lo que piensen de mí. A todos nos importa. Todos estamos en el mismo juego en donde juzgamos al otro y esperamos no ser juzgados. Sin embargo aún me queda algo de humanidad para así evitar vender mi alma simplemente por intentar ganar un juego que no tiene ganador. Por eso aunque también tengo mi mascara, de vez en cuando, estando solo, me la quito; tomo un lápiz y una hoja y por medio de versos pinto y creo mundos en los que mi alma se ve reflejada.
Escribir es algo que hago sin miramientos, sin tapujos, sin sesos pero, eso sí, con mucho corazón. Escribir es la manera que encuentro para hablar conmigo mismo sin hacerlo en voz alta; sin parecer demasiado loco. Y aunque pecaría si dijera que la escritura no es mi fuerte, no considero que los textos que produzco tengan una inmensa riqueza estética (de hecho, estoy lejos de llegar a considerarlos creaciones literarias), pero sí puedo decir que tienen una inmensa riqueza sentimental y por ello estoy agradecido.
Pero no quiero que mi escritura quedé sólo en ese punto. Esa catarsis del ser, es sólo el primer punto de control en el largo camino del escritor, pero quien quiere llegar más allá, levanta la mirada y en el horizonte es capaz de ver la eternidad que quiere acariciar con las letras. Y es que el texto literario necesita de algo más que esas pequeñas gotas de alma en forma de verso y en forma de nada que yo le pongo; un texto literario no se conforma únicamente con que al poeta le sea fragmentada el alma. El poeta debe dedicarse a la composición de textos a partir de una excelente reconfiguración de esos trozos de alma, pues de ahí en adelante ya no será simplemente el alma del escritor, sino que pasará a ser el alma del mundo, el alma de los que cómo él, también han sido fragmentados y necesitan componerse. A partir de la dedicación del poeta y del esmero de su escrito se configura el alma de la eternidad.
Yo nunca me atrevería a llamarme escritor; JAMÁS POETA.  Y aunque escribir es lo que hago, el mayor de mis anhelos es llegar a hacerlo, por lo menos, medianamente bien.
















 "Yo no escribo para que me lean. Escribir es una forma que tengo de hablar conmigo mismo sin parecer demasiado loco."

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